Ha llegado un día muy especial, el final del campamento se acerca y las emociones empiezan a florecer.
Nos levantamos y nos separamos por grupos de mayores y pequeños.
Los pequeños nos vamos a jugar a la bandera al pinar y los mayores van al Peñón de Ifach para terminar la mañana en la piscina todos juntos.
Después de comer nos relajamos un ratito en el tiempo libre, terminamos los talleres y fuimos de nuevo a la piscina.
Hoy no cenamos en el campamento, de nuevo nos dividimos para vivir una noche mágica llena de recuerdos bonitos.
Los pequeños vamos al Peñón de Ifach donde cenamos un rico picnic. Continuamos la subida disfrutando de las preciosas vistas que nos ofrece el peñón por la noche. Allí creamos un ambiente tranquilo, con música de fondo y contamos historias preciosas sobre los recuerdos que estamos generando en el campamento y donde a casi todos nos asomaba más de una lagrimilla. Finalmente escribimos lo que queremos para crear una bonita cápsula del tiempo.
Los mayores en cambio se fueron a disfrutar de una noche en el rompeolas. Allí contaron historias sobre mensajes en una botella, y escribieron el suyo para meterlos en una y lanzarlos al mar. Las amistades que se han ido creando y fortaleciendo a lo largo del campamento se hacen visibles cuando los abrazos y las lágrimas, porque el final del campamento se acerca, cobran el protagonismo de la noche. Después, solo los más mayores se quedan a dormir allí y disfrutar de un precioso amanecer.
Irene y Álvaro nos cuentan cómo lo vivieron.
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